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COACHING ONTOLOGICO

Por Jorge Puga*
Alguna vez escuché decir que la manera más efectiva de saber si uno sabe algo es si puede explicárselo a su abuela y que esta lo entienda en el primer intento. Por ejemplo, ¿qué hace un odontólogo? Es un profesional que arregla dentaduras. ¿Qué hace un físico nuclear? Es un tipo que construye centrales atómicas que producen electricidad y que trabaja con porciones de materia tan pequeñas que, en el mejor de los casos, sólo puede verlas en microscopios especiales.
A mí me pasa que cada vez que intento explicar qué es el coaching ontológico la gente se me queda mirando como si no hubiera terminado de decir todo lo que debería para que el concepto quede claro. Entonces, no sé si es que todavía no aprendí a explicarlo o se trata de algo tan nuevo que mucha gente aun no se da cuenta de las profundas implicancias que tiene para nuestras sociedades la aparición de una profesión como esta.
Yo digo que el coaching ontológico es una práctica profesional mediante la cual alguien –un coach ontológico- asiste a otros para que aprendan a hacer algo que no sabían y, a partir de eso, emprendan cambios significativos en sus vidas.
Muy a menudo la gente reacciona diciendo que esa explicación les suena parecida a lo que hace un docente, un psicólogo o, en el caso de las empresas u organizaciones, un consultor o motivador. Y yo respondo que sí, que de un modo superficial, se parece; porque en todos los casos alguien estaría viendo a una persona conversando con otra o con un grupo de personas en el caso de las empresas u organizaciones. De modo que, al menos a ese nivel, el hacer de coach ontológico se parece al hacer de esas otras profesiones.
La diferencia, y es fundamental, está en el tipo de conversación que están teniendo entre ellos y en el “uso” del lenguaje.
El docente, el psicólogo y el consultor están usando el lenguaje -entendido este como la suma de las palabras, los gestos y las posturas- para transmitir lo que falta aprender o para describir lo que cada uno ve, piensa o siente. El lenguaje, en estos tres casos, es una simple herramienta que permite hablar del mundo y de lo que sucede alrededor de las personas.
El coach está haciendo algo muy distinto. El coach está mostrándole al coachee –así se le denomina a quien pide una interacción de coaching- que la forma en la que habla de sí mismo y de lo que le sucede es el origen de eso que le sucede. Le está mostrando que el lenguaje no es inocente, es decir, que lo que decimos de nosotros mismos nos constituye en la persona –o empresa u organización- que estamos siendo, que el lenguaje es acción y por lo tanto genera consecuencias y que la falta de coherencia entre lo que uno dice y hace es una de las principales causas de sufrimiento en la vida.
Por eso el tipo de conversaciones que están teniendo es distinto. El coaching ontológico es una práctica profesional derivada del discurso de la Ontología del Lenguaje, que postula que los seres humanos, antes que seres racionales, son seres lingüísticos, seres que se generan a sí mismos en el lenguaje. En su interacción, el coach ontológico le está mostrando al coachee una manera efectiva y poderosa de “habitar” en el lenguaje.
Por otro lado, coach significa “entrenador” en ingles. En nuestro país también es sinónimo de “director técnico” en los equipos de futbol. Se trata de alguien que, por estar fuera de la cancha, puede mostrarnos el juego que jugamos cuando estamos adentro, que puede marcarnos estrategias más efectivas para hacer goles o lograr resultados extraordinarios y que está comprometido en que cada uno dé lo mejor de sí para el bien común del grupo.
Recapitulando, podemos decir entonces que un coach ontológico es una suerte de baqueano del lenguaje, es decir, un conocedor del mundo lingüístico en el que habitamos los seres humanos, que asiste a otros para que aprendan a moverse en ese mundo y, además, los observa, como hace un entrenador, para mostrarles qué habilidades aun les falta incorporar para ser efectivos en el logro de los resultados que desean obtener.
No sé si mi abuela entendería esta explicación porque ya no la tengo. Pero con mi madre hemos pasado tardes enteras conversando acerca de lo poderoso que significó para nuestras vidas aprender a distinguir los mundos que generamos en el lenguaje y las posibilidades de aprendizaje que se abren si uno confía en un coach ontológico y se entrega a la transformación de sí mismo.
* Periodista y escritor. Editor de la revista Impacto Económico, perteneciente al Consejo Profesional de Ciencias Económicas de San Juan. Aprendiz de coach ontológico.
La voz
Negocios ( 06/01/12)

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